La comparsa de Vitoria-Gasteiz cuenta desde 1991 con cuatro gigantes reyes de la baraja, a los que se unieron en los años 2000 4 sotas y 4 caballos. Estos 4 gigantes creados en 1991 son una réplica casi exacta de los dibujos de la baraja española: representan a los oros, bastos, copas y espadas. Su parecido es enorme, y simbolizan la unión de los Naipes con Vitoria-Gasteiz.
Pero los reyes de la baraja creados en los años 90 tuvieron otros predecesores, mucho más toscos y con unos rasgos que incluso daban miedo a los niños de la época en Vitoria-Gasteiz. Aquellos Reyes de la baraja nacieron en 1943. Y fueron un regalo de Naipes Fournier a Vitoria-Gasteiz. En aquella época Félix Alfaro Fournier dirigía la empresa, que se estaba abriendo al mundo. Félix Alfaro era nieto de Heraclio y hermano de Tomás Alfaro Fournier.
Era un entusiasta de Vitoria-Gasteiz y de su oficio, y la pasión por el coleccionismo le llevó a crear una colección de naipes que desembocó en lo que hoy es el Museo Bibat. Félix Alfaro regaló a Vitoria mucho más que los cuatro gigantes. También fue presidente del Alavés a finales de los años 20, y participó en la creación del Museo de Armas y el Museo de Bellas Artes.

Félix Alfaro Fournier encargó la creación de los cuatro reyes de la baraja a Enrique Sáez López de Guereñu, que tenía su estudio en la Plaza de la Provincia. Eran reyes caricaturizados, que aparecieron el 4 de agosto de 1943. Su estreno fue a las puertas de la fábrica Fournier, que en aquel entonces estaba en el cruce de Manuel Iradier con Fueros.
Como recoge José Maria Sedano, eran:
- un seriote rey de Oros.
- un borrachín y chungo rey de Copas.
- un sonriente y camorrista rey de Espadas.
- un rey de Bastos con cara de pocos amigos.

La revista Gasteiz recogía en 1991 las declaraciones de la viuda del autor, María Victoria Bengoechea: «Para ajustarse al presupuesto y vestir a los reyes, hubo que emplear telas blancas o crudas que luego se tiñeron de colores adecuados para hacer las túnicas. Todo se cosió en el taller de costura de Pepita Sáez, hermana de Enrique».
Estos gigantes tuvieron una vida corta: su última aparición fue en 1962. En 1963 el Ayuntamiento ya no los sacó. Eran armazones muy pesados y no había nadie dispuesto a bailarlos a 50 pesetas por día. En los años 90 José Mari Sedano especulaba con que sus cabezas estaban en alguna vivienda de la Llanada Alavesa, pero nada se sabe de ello.