Los Regüeveros

Somos la tercera pareja de gigantes clásicos. Nos llaman Los Regüeveros y eso es lo que éramos. Los Regüeveros éramos los representantes de los pueblos en las juntas forales, los que ejercíamos de políticos en siglos anteriores.

Veníamos a la capital como representantes de nuestras hermandades, pueblos o cuadrillas para tratar temas de interés. Y, cuando veníamos, aprovechábamos el viaje para vender cestos de huevos.

Nacimos en agosto de 1929 como gigantes, aunque ya en 1917 pensaron en nosotros como posibles cabezudos. Nos fabricaron en el taller de Higinio Basterra en Bilbao, y uno de nosotros tuvo un pequeño problema: nuestras cabezas eran de cartón, y la del Regüevero se deshizo al sacarla del molde. Hubo que correr para llegar a tiempo a La Blanca de 1929, y de hecho nos pintó el mismísimo pintor Adrián Aldecoa. Aunque, tras las fiestas, tuvimos que volver al estudio de Higinio Basterra para completar el trabajo.

En nuestra cesta llevamos no solo huevos, también pollos y gallinas. Vestimos trajes elegantes, y yo como Regüevero siempre llevo el chambergo que me protege de la lluvia y que heredé de mi familia. Además, no me falta tampoco el paraguas, que nadie sabe si lloverá… Por cierto, lo que llevo no es una capa, es un Capusay, según explicaba el concejal Jesús de Izarra en 1929.