¿Sabías que el Sacamantecas estuvo a punto de ser un cabezudo de Vitoria-Gasteiz? El famoso asesino alavés fue uno de los nombres que se barajó para la comparsa que nació en 1917. Finalmente Celedón, Cachán, El Pintor y Escachapobres ganaron la partida. Pero Sacamantecas estuvo entre los finalistas.
Ángel de Apraiz Buesa era un catedrático de Literatura e Historia del Arte. Hermano de Odón de Apráiz, publicó en diciembre de 1916 en la revista del Ateneo un listado de posibles ‘Tipos de Ahí en Eso’ que encajaban perfectamente para ser cabezudos. Ángel de Apraiz firmaba sus textos como Arritoin de Aranceta, y él quería que los cabezudos fuesen «personajes que la tradición de este pueblo ha consagrado». El Sacamantecas encajaba perfectamente en ese perfil, aunque fuese por algo trágico.
Juan Díaz de Garayo y Ruiz de Argandoña estaba entre los candidatos que, finalmente, no tuvieron cabeza. Arritoin de Aranceta justificaba la presencia de El Sacamantecas como cabezudo: «Era un tipo vulgar y ordinario, de regular estatura, de ceñudo y repulsivo aspecto, y bestia como los braceros pobres del campo, boina azul vieja y mugrienta, remendada, chaqueta de color oscuro y pantalón percal. no sabía ni leer ni escribir».
Como se ve, Arritoin de Aranceta daba todos los detales de un personaje que a nosotros tan solo nos ha llegado por alguna imagen en blanco y negro. Juan Díaz de Garayo, apodado como El Zurrumbón, fue ejecutado por garrote vil en Judimendi el 11 de mayo de 1881. Había muerto por tanto tan solo 36 años antes del nacimiento de los cabezudos, y su recuerdo estaba muy vivo en muchos vitorianos de la época.
El impulsor real de la comparsa de Gigantes y Cabezudos fue el escritor Angel Eguileta, que firmaba sus textos como ‘Un Aldeano’. Eguileta coincidía con Arritoin de Aranceta en que «unos y otros deben ser figuras locales, netamente babazorras, de personajes que hayan existido y que, por su ingenio y su excelente humor, han dejado un nombre imperecedero».
Historia del Sacamantecas
Juan Díaz de Garayo Ruiz de Argandoña nació en 1821 en (Eguilaz) San Millán y estuvo casado cuatro veces. Los seis asesinatos (no se le pudo acusar de todos) tuvieron lugar entre 1870 y 1879, y en 1879 fue finalmente apresado. Falleció en 1881 por Garrote Vil, para ser enterrado en Santa Isabel tras estar varios días expuesto al público.
Médicos acudieron a Vitoria-Gasteiz al juicio para demostrar que Díaz de Garayo no actuaba de forma consciente en sus crímenes. El Doctor Esquerdo analizó su comportamiento durante años, pero las autoridades no aceptaron la teoría del médico.
La primera víctima apareció en 1870 en el río vitoriano Errekatxiki. La segunda, un año después en Arana, mientras que la tercera fue estrangulada en Gamarra Mayor en 1872. Un mes después cometió un nuevo asesinato en la Zumaquera, con toda la ciudad atemorizada por la presencia de un asesino.
Sin embargo, entre el cuarto y el quinto asesinato pasaron siete años. Zaitegi y Araca fueron los escenarios de los últimos crímenes, antes de que fuese apresado. La leyenda dice que fue detenido cuando paseaba por Vitoria, pero en realidad lo fue por uno de los alguaciles, quien investigó uno de los crímenes.
El ladrón Temiño
El Sacamantecas no fue el único descartado. También otros maleantes como el ladrón ‘Temiño’ se cayeron de la terna. Este ladrón vivió a principios del siglo XXI y cuenta la historia que se escapó de la cárcel de San Vicente en plena Navidad. Tras su huida fue asesinado a tiros en los Montes de Vitoria. Temiño elegía como sus víctimas a los curas de Álava. Él, 2ágil como un mono trepaba por las paredes verticales y entraba en las casas generalmente por las ventanas y los tejados. Se contaban de él fabulosos saltos, dignos del más renombrado gimnasta».